hoy vi brillar el manto
de espigas doradas que adornan
como luces de miel
o tiritas de caramelo
tu frente de suaves curvas
y como una taína caí de rodillas
ante tus tres carabelas
que se abrieron paso sin clemencia
conquistando mi alma
mi espíritu
mi historia
adueñándote de mi amor con tu luz güera
así de salvaje
y Dios mío ¡cuánta luz!
si desde que vi tu pelo de trigo
tu pelo de llanura por la tarde
nunca más el sol volvió a ser brillante
porque ahora
para mis ojos
vos
sos
sol
y encandecida te veo iluminar a los pájaros
a los perros y al arroyo
y a la tierra seca y a los que te miran
incrédulos
porque no pueden ocultar la sonrisa que les provoca
tu carcajada de campanas
no sabía que aquella mañana de solsticio
iba a dar a luz
al sol que nunca se apaga
y que todo
pero todo
lo transforma en amor
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