hoy vi brillar el manto de espigas doradas que adornan como luces de miel o tiritas de caramelo tu frente de suaves curvas y como una taína caí de rodillas ante tus tres carabelas que se abrieron paso sin clemencia conquistando mi alma mi espíritu mi historia adueñándote de mi amor con tu luz güera así de salvaje y Dios mío ¡cuánta luz! si desde que vi tu pelo de trigo tu pelo de llanura por la tarde nunca más el sol volvió a ser brillante porque ahora para mis ojos vos sos sol y encandecida te veo iluminar a los pájaros a los perros y al arroyo y a la tierra seca y a los que te miran incrédulos porque no pueden ocultar la sonrisa que les provoca tu carcajada de campanas no sabía que aquella mañana de solsticio iba a dar a luz al sol que nunca se apaga y que todo pero todo lo transforma en amor
Un poco de poesía, un poco de cuentos.